Me he dado cuenta que no importa mucho como haya sido tu día, solo importa a quien le dedicaste tu día
Las sagradas escrituras dictan con exactitud que si caíste para Dios lo hiciste y si te levantaste de igual forma para Dios lo hiciste.
Todo lo que realices debe ser primeramente para Dios y no como para los hombres, entendemos que hay principios, tales como: sirviendo al ser humano le sirves a Dios y si no puedes servir a tu prójimo que ves no podrás servir a Dios que no lo ves.
Mantén en mente que todo cuanto realices lo harás buscando agradar a único y sabio Dios, esto te evitara muchos momentos desagradables, porque honraras al más grande y las consecuencias serán gracia y favor delante de los hombres.
Una vez más las escrituras nos dictan con certeza que si siete veces caes siendo justo las siete veces Dios te levantara
Dios busca perfección en cada uno de sus seguidores, lo paradójico de la perfección que Dios busca es: que El no busca seres perfectos que nunca fallen, sino el busca seres con errores con días buenos y días malos que un día estén bien y otro día estén mal pero que aprendan de sus errores y de sus caídas para no volver a cometerlos y levantarse lo más pronto posible sin perder el tiempo en dolores y pesares basta reconocer nuestros errores , aunque sabiamente dictaba el salmista ¿Quién entenderá o reconocerá sus propios errores? Pues el que lo haga será perfecto a los ojos de Dios, El busca perfeccionarte en cada caída, porque cada una de ellas te dejara una enseñanza y día con día serás mejor e iras rumbo hacia la perfección.
Los días buenos te traen felicidad y levantamiento, los días malos experiencia y quebrantamiento, los dos son buenos, porque los días buenos te servirán para vivir agradecido con aquel ser que te dio la vida y los días malos te servirán para recordarte que aun eres polvo y menesteroso de Dios para que vengas a sus pies lo más pronto posible.
Aprende a dedicarle a Dios cada uno de tus días y veras que los días malos serán días de enseñanza e instrucción y los días buenos de poner en práctica lo aprendido en los días malos.
Necesitas de los dos, para contemplar la gloria de Dios en los días malos y para disfrutar de su bondad y favor en los días buenos


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